La presencia de Santa Teresa de Jesús en los escritos del sacerdote e historiador Augusto Quintana Prieto.
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Augusto Quintana Prieto |
LA RELACIÓN DE AUGUSTO QUINTANA PRIETO CON LA CEPEDA
El historiador y sacerdote Augusto Quintana Prieto vino
al mundo en la localidad leonesa de Audanzas del Valle, el 27 de septiembre de
1917. Desde su juventud se sintió
atraído hacia el mundo de las letras y ya durante su etapa de seminarista se
estrenó como autor, escribiendo en 1942, dos obras de teatro. Por aquel entonces
Augusto Quintana se encontraba cursando estudios eclesiásticos en el Seminario
de Astorga, y en 1943, fue ordenado presbítero.
Tras su primer destino en Pereda de Ancares fue a la
provincia de Orense y allí ejerció de profesor en el Seminario Menor de Las
Hermitas desde el año 1944. Sin embargo, problemas de salud hicieron que tuviera
que abandonar Galicia, y en 1945, pasó a ser ecónomo de la parroquia de
Villameca.
En esta localidad cepedana permaneció hasta 1948, y
estando aquí participó en la inauguración del pantano de Villameca acompañando
al obispo de León, que se encargó de bendecir la presa antes de que Franco
tocara un botón para dar rienda suelta a las aguas, según indica Gumersindo
García en su obra Excursión por la Cepeda.
Y, en fin, fue también durante su estancia en Villameca cuando el sacerdote comenzó a publicar algunos artículos de
temática histórica en Boletín
Eclesiástico del Obispado de Astorga y en El Pensamiento Astorgano, en un periodo, que puede interpretarse
como el de sus comienzos como historiador si atendemos a la bibliografía que
ofrece Max Alonso en Biblioteca
asturicense: sus creadores de la “A” a la “Z”.
Sin embargo, por lo que se refiere a su relación con la Cepeda,
debe señalarse que esta no fue ni muy constante, ni muy cálida. De hecho, en sus
obras se percibe cierta distancia cuando escribe sobre los diferentes episodios
históricos de la comarca. Es por ello, que si algo puede asegurarse, es que en
ningún momento tuvo la más mínima intención de favorecer a la Cepeda en sus
escritos.
ITINERARIO LÍRICO-HISTÓRICO DESDE ASTORGA AL PANTANO DE VILLAMECA
Como ya se ha indicado, todo lleva a pensar que fue durante
su estancia en la población cepedana de Villameca cuando Augusto Quintana Prieto
inició su labor como historiador, ya que en 1946, escribió en el Boletín Eclesiástico del Obispado de Astorga
acerca de dos antiguos obispos de la diócesis. Y fue también por entonces,
aunque firmando como C. Cadenas, cuando publicó un poema de temática histórica dedicado
a Franco, tan solo unos días antes de que este acudiera a la inauguración del
pantano de Villameca.
Pero aquel poema publicado en la prensa local no cayó en
el olvido y finalmente vino a formar parte junto a otras breves colaboraciones
para El Pensamiento Astorgano, de una
obra que lleva por título Itinerario
lírico-histórico desde Astorga al pantano de Villameca´, la cual, aparece
fechada en 1948, en Biblioteca
asturicense: sus creadores de la “A” a la “Z”.
Por entonces, la relación entre la Cepeda y Santa Teresa
seguía fluyendo con normalidad por la bibliografía carmelita, y el historiador
Augusto Quintana la mencionó en el poema del que venimos hablando. Con
posterioridad, aquellos versos formaron parte de Itinerario lírico-histórico desde Astorga al Pantano de Villameca,
y en sus decenas de entregas al Pensamiento
Astorgano, dedicó unas cuantas líneas más a dicha relación. En concreto, fue
en las entregas número treinta y nueve, y cuarenta, cuando El Pensamiento Astorgano publicó aquellos versos dedicados a
Franco, que en la parte que nos interesa, decían lo siguiente: “Lástima de
aquella “Fémina andariega” que, incapaz de sosiego ni de calma, —como ahora tú—
en son de paz cruzó mil veces las sendas de España con ansiedad… y tuvo aquí
—en la Cepeda— su ascendencia y su solar! ...”
Augusto Quintana se hizo eco de esta conexión en más
partes de Itinerario lírico-histórico
desde Astorga al Pantano de Villameca, aunque no es posible saber si por
entonces llegó hasta sus oídos una antiquísima tradición que recuerda que Santa
Teresa de Jesús fue engendrada en el castillo de Quintana. En cualquier caso, su
interés era evidente y en la entrega veintisiete escribió lo siguiente: “Y es
ahora la familia linajuda y noble de los “Cepedas” —que del terruño tomaron su
apellido— quienes se enseñorean del Castillo y de la Jurisdicción de la
comarca. De ellos descenderá, pasados los años, la Ilustre Doctora del Carmelo,
cuando ya este castillo de San Cristóbal tenga otro nuevo señor…”
Sin embargo, fue en la número veintiocho en la que trató con mayor amplitud el asunto. De su contenido pueden destacarse algunas expresiones como “mejor flor cepedana y española”, “…en ésta de la Cepeda tenía la raíz y el tronco de su familia paterna” o “Teresa de Cepeda era su nombre en el siglo”. En esta entrega, A. Quintana también hizo la siguiente reflexión: “Aunque no la conocía, llevaba muy dentro del corazón y del alma esta tierra cepedana, en que durante siglos vivieron con gloria y amor sus antepasados. Es tan dulcemente exigente la voz de la tierra y de los muertos, aún escuchada desde lejos!... Tan dulce, que, sólo con el afecto lejano la santificó. Tan dulce, que, sólo por la adopción y el cariño, la tierra de Cepeda, sin sustentar —que sepamos— sus plantas, es la tierra de Santa Teresa: Porque es la tierra de sus padres, la tierra de sus abuelos y la tierra de su apellido”. En fin, A. Quintana también escribió entonces: “…bien le está a la tierra leonesa ufanarse de tan santa y noble prole y, trastocando los términos, sentir la ufanía de llamarse, a lo divino, “la Cepeda de Teresa de Jesús””.
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Armas de los Cepeda. |
GUÍA DE LA DIÓCESIS DE ASTORGA
En vista de ello y si tenemos en cuenta la cronología de
su extensa bibliografía, todo lleva a pensar que este fue uno de los primeros
temas de importancia que pasaron por su mente como historiador, sin embargo,
nunca más lo volvería a abordar con amplitud, tal vez, por haber tenido que abandonar
la Cepeda. Así es, porque fue nombrado coadjutor del santuario de La Encina de
Ponferrada en el año 1948, y también profesor numerario de Religión en el Instituto
Gil y Carrasco, centro, en el que fundó la revista Bergidum. A partir de entonces su bibliografía se centró durante
mucho tiempo en el Bierzo. Aunque más tarde, la historia de la diócesis de
Astorga ocupó muchas páginas de sus obras, sin que por ello, dejara de tratar
otros temas.
Alejado pues de Villameca, finalmente se distanció de Santa
Teresa de Jesús. Sin embargo, nunca olvidó esa relación entre la mística y la
Cepeda, ya que al preparar el texto de la Guía
de la diócesis de Astorga volvió a mencionarla al abordar el arciprestazgo
de Sueros de Cepeda. Así, la guía se terminó de imprimir el 30 de marzo de 1960
en los talleres de la Imprenta Católica de león y en el primer párrafo de la p.
168, Augusto Quintana escribió lo siguiente: “El terreno de este Arciprestazgo
está constituido por la antigua jurisdicción de La Cepeda, cuyo señorío
radicaba en el desaparecido castillo de San Cristóbal, emplazado, según puede
contemplarse todavía, en las inmediaciones del pueblo de Quintana del Castillo. Sus Señores llevaron el apellido de la
tierra —Cepedas— y de esa familia nació Santa Teresa de Jesús, que tiene, por
lo mismo, una clara ascendencia cepedana”.
VISIÓN HISTÓRICA DE LA CEPEDA
Pero no corrían buenos tiempos para la biografía de Santa
Teresa pues desde la segunda parte del siglo XX, su biografía se proyectó hacia
la obra Tiempo y vida de Santa Teresa,
que con el paso de los años, acabó teniendo una gran difusión comercial y se
convirtió en la principal referencia biográfica para los lectores no especializados
en el tema. Este trabajo fue iniciado por fray Efrén de la Madre de Dios y vio
la luz en el año 1951, en el número 74 de la BAC. Pero algún tiempo después, se
desmembró de las Obras completas de
Santa Teresa y adquirió rango de monografía. Y fue entonces, cuando los
contenidos que podían relacionar de diferentes maneras a la religiosa carmelita
con la Cepeda, se eliminaron.
Alejado de las modificaciones que estaban teniendo lugar
en la biografía de la Santa, Augusto Quintana Prieto continuó escribiendo numerosas
obras y en lo relativo a Santa Teresa de Jesús no volvió a aportar nada más:
siguió guardando silencio. Y, en fin, según el Diccionario Biográfico Español, en el año 1969, recibió del
Ministerio de Información y Turismo la Medalla de Plata al Mérito Turístico. O
sea, solamente un año después de que se hubiera publicado la primera edición de
la monografía Tiempo y vida de Santa
Teresa: ahora se publicaba en el número 283 de la BAC. En el año 1972, la
Real Academia de la Historia lo eligió académico correspondiente, y en 1986, el
pontífice Juan Pablo II lo hizo prelado de honor.
Lo cierto, es que Augusto Quintana nunca más volvió a
abordar los asuntos biográficos de Santa Teresa de Jesús, aunque el
historiador, sí que tuvo en mente esa relación hasta el final de sus días, ya
que al publicar Visión histórica de la
Cepeda en 1995 —un año antes de fallecer—, volvió a referirse a ella al
escribir sobre la familia Cepeda: “De una de estas ramas de los Cepedas nació
Santa Teresa de Jesús, cuyo nombre verdadero era este: Teresa de Cepeda y
Ahumada”.
A MODO DE CONCLUSIÓN
El sacerdote Augusto Quintana Prieto llegó a la Cepeda en
1945, poco antes de que el pueblo de Oliegos quedara sepultado para siempre
bajo las aguas. Tal vez, fue a su llegada a la comarca cuando conoció la
relación existente entre Santa Teresa y la Cepeda, así como la antigua tradición
oral que existía en la zona. Sin embargo, tampoco debe descartarse que ya tuviera
alguna información, pues esa conexión fue conocida desde siempre, y los
cronistas carmelitas han dejado constancia de ella desde el principio. En
cualquier caso, dicha relación seguía divulgándose por entonces con normalidad
y A. Quintana la trató abiertamente en Itinerario
lírico-histórico desde Astorga al pantano de Villameca. Su interés hacia este
asunto era natural, ya que estaba de párroco en Villameca y por tanto a escasa
distancia de la fortaleza de Quintana del Castillo, la cual, durante una época,
estuvo en manos de los Cepeda: los antepasados de la Santa. Pero además, dice
la tradición, que en esta fortaleza fue engendrada Santa Teresa de Jesús.
Era este un tema importante y apasionante, pero las
circunstancias hicieron que A. Quintana tuviera que alejarse pronto de las
tierras cepedanas, y acaso, fruto de ello y de sus numerosas obligaciones, dejó
de lado la temática teresiana. Aunque siempre tuvo en mente esta conexión entre
la Cepeda y la mística, puesto que en la obra Guía de la diócesis de Astorga, y décadas más tarde, en Visión histórica de la Cepeda, encontró dos
espacios adecuados para rememorarla.
En definitiva, Monseñor Augusto Quintana Prieto tan solo ha sido otro más, de los muchos que han tratado la relación entre Teresa Sánchez de Cepeda y la Cepeda. Se trata de una conocida relación, que como el propio Augusto Quintana recordaría en El Pensamiento Astorgano, vincula a Santa Teresa de Jesús con la Cepeda a través del solar, los antepasados y el apellido. Y en efecto, todo ello la enraiza con esta tierra leonesa, por dos de sus cuatro costados.
Miguel Ángel Domínguez Pérez
ACCESO A ESTUDIOS CON CITAS BIBLIOGRÁFICAS
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