¡Oh!, dichosa tal zagala
¡Oh!, dichosa tal zagala,
que hoy se ha dado a un tal zagal,
que reina y ha de reinar.
Venturosa fue su suerte,
pues mereció tal esposo.
Ya yo, Gil, estoy medroso:
no la osaré más mirar;
pues ha tomado marido
que reina y ha de reinar.
—Pregúntale que le ha dado
para que lleve a su aldea.
—El corazón le he entregado
muy de buena voluntad.
—¡Mi fe!, poco le has pagado,
que es muy hermoso el zagal,
que reina y ha de reinar.
—Si más tuviera más diera:
—¿Por qué le avisas, carillo?
—Tomemos el cobanillo,
sirva nos deja sacar;
pues ha tomado marido
que reina y ha de reinar.
—Pues vemos lo que dio ella,
¿qué le ha de dar el zagal?
—Con su sangre la ha comprado:
¡Oh qué precioso caudal!
y dichosa tal zagala
que contenta a este zagal.
—Mucho la debió de amar,
pues le dio tan gran tesoro.
—¿No ves que se lo da todo,
hasta el vestir y calzar?
Mira que es ya su marido,
que reina y ha de reinar.
—Bien será que la tomemos
para este nuestro rebaño,
y que la regocijemos
para ganar su amistad;
pues ha tomado marido
que sin fin ha de reinar.
ACCESO A ESTUDIOS CON CITAS BIBLIOGRÁFICAS
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