Ayes del destierro
¡Cuán triste es, Dios mío,
la vida sin ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Carrera muy larga
es la de este suelo;
morada penosa,
muy duro destierro.
¡Oh dueño adorado,
sácame de aquí!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Lúgubre es la vida,
amarga en extremo:
que no vive el alma
que está en ti lejos.
¡Oh dulce bien mío,
que soy infeliz!
Ansiosa de verte,
deseo morir!
!Oh muerte, benigna
socorre mis penas!
Tus golpes son dulces,
que al alma liberan.
!Qué dicha, mi amado,
estar junto a ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
El amor mundano
apega a esta vida;
el amor divino
por la otra suspira.
Sin ti, Dios eterno,
¿quién puede vivir?
Ansiosa de verte,
deseo morir.
La vida terrena
es continuo duelo;
vida verdadera,
la hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
que viva yo allí.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
¿Quién es el que teme
la muerte del cuerpo,
si con ella logra
un placer inmenso?
¡Oh, sí: el de amarte,
Dios mío, sin fin!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Mi alma afligida
gime y desfallece
¡Ay!, ¿quién de su amado
puede estar ausente?
Acabe ya, acabe,
aqueste sufrir.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
El barbo cogido
en doloso anzuelo
encuentra en la muerte
el fin del tormento.
¡Ay!, también yo sufro,
bien mío, sin ti.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
En vano mi alma
te busca, ¡oh mi dueño!
Tú, siempre invisible,
no alivias su anhelo.
¡Ay!, esto la inflama,
hasta prorrumpir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.
!Ay!, cuando te dignas
entrar en mi pecho,
Dios mío, al instante
el perderte temo.
Tal pena me aflige,
que me hace decir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Haz, Señor, que acabe
tan larga agonía.
Socorre a tu sierva,
que por ti suspira.
Rompe aquestos hierros,
y sea feliz:
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Más no, dueño amado:
que es justo padezca:
que espíe mis yerros,
mis culpas inmensas.
¡Ay!, logren mis lágrimas
Te dignes [me] oír:
Que ansiosa de verte,
deseo morir.
ACCESO A ESTUDIOS CON CITAS BIBLIOGRÁFICAS
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