Francisco de Osuna, maestro de Santa Teresa de Jesús a través del Tercer abecedario espiritual.

  

 

Imagen de un ejemplar del Tercer abecedario espiritual de Francisco de Osuna.


LA CERCANÍA DE LA MUERTE

No fue la vida de Teresa un camino de rosas, ya que la enfermedad y la muerte comenzaron pronto a tratar con ella. En concreto, desde que empezó a alejarse de la casa paterna y tomó contacto con los monasterios de la ciudad de Ávila. El primer contacto con la enfermedad tuvo lugar cuando se encontraba en Nuestra Señora de Gracia. Pero sin duda, el episodio más grave de su vida tuvo lugar tras haber ingresado en la Encarnación, cuando un problema de salud, le hizo permanecer sin signos de vida varios días.

Durante aquellos duros momentos no faltaron de su lado las dos columnas Cepeda en las que tanto se apoyó y confió Teresa, su padre y su hermano Lorenzo. Así, su padre decía “¡esta hija no es para enterrar!”, y mientras don Alonso se resistía los familiares velaban a Teresa por la noche. Una de aquellas velas le tocó a su hermano Lorenzo, que por entonces, contaba veinte años de edad. A pesar de su juventud, a Lorenzo lo venció el sueño y la vela que tenía sobre la cama se acabó, lo que provocó que las almohadas y la ropa de la cama se quemaran. Pero el humo lo despertó y gracias a ello logró evitar un posible desenlace trágico en aquella habitación.

La propia Teresa nos cuenta como los médicos la desahuciaron, e incluso, como halló cera en sus ojos debido a que la daban por muerta, tanto, que llevaba abierta su sepultura un día y medio cuando volvió en sí. Durante aquellos días críticos, los Cepeda debieron ser los únicos que tuvieron alguna esperanza de volverla a ver con vida. Y la fortuna les sonrió, porque la joven Teresa empezó a mejorar y tras una larga convalecencia, finalmente quedó curada.

 

EL TERCER ABECEDARIO ESPIRITUAL DE FRANCISCO DE OSUNA

Pero a la joven Teresa, aquel tiempo de convalecencia le sirvió para aprender y reflexionar sobre la espiritualidad, y ello, porque su tío Pedro de Cepeda le dio el Tercer abecedario espiritual de Francisco de Osuna, un libro de oración que trata de enseñar oración de recogimiento y que ella tuvo por maestro. Así lo califica la propia Teresa en el capítulo cuarto de Libro de la vida.

Francisco de Osuna había nacido el año 1492 en Osuna, donde con posterioridad se asentaría una larga descendencia de don Alonso Sánchez de Cepeda. El místico franciscano pertenecía a la Ordo Fratrum Minorum y fue un escritor compulsivo que influyó como muy pocos en la joven Teresa Sánchez de Cepeda. En efecto, el Tercer abecedario espiritual fue uno de los libros que más influyeron en la vida y la obra de la santa carmelita.

Hoy, aquel libro empleado por Teresa se ha convertido en un diamante literario de espiritualidad, y las carmelitas que viven entre los muros de la primera fundación teresiana lo conservan como una joya. El ejemplar regalado por Pedro de Cepeda, debió ser fiel compañero de Teresa durante toda su vida, y de hecho, en él todavía pueden observarse las llamadas con forma de mano, cruz o corazón que trazaba la mística carmelita en los pasajes de mayor interés.

En fin, reconoce Teresa de Jesús en Libro de la vida que se holgó mucho con él y que decidió seguir aquel camino con todas sus fuerzas, teniendo dicho libro por maestro, y por lo tanto, las enseñanzas escritas del místico franciscano. Enseñanzas, todo hay que decirlo, que plasman la espiritualidad franciscana y el recogimiento que ya se practicaba en los conventos franciscanos.

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