Apellidos de Santa Teresa de Jesús. Sánchez de Cepeda, Dávila, de Cepeda, de las Cuevas.

 

Armas de los Cepeda tras la conquista de Baeza.

 

INTRODUCCIÓN

Uno de los asuntos biográficos que más desconcierto genera en el lector que se aproxima a la figura de Santa Teresa de Jesús, es el de sus apellidos. Así, aunque no existe ninguna duda sobre sus nombres de pila —Teresa— y de religión —Teresa de Jesús—, por lo que se refiere a sus apellidos, existen diversas interpretaciones y en la actualidad no existe consenso sobre cuales deben emplearse y en qué orden.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define apellido como el nombre de familia con que se distinguen las personas. Y al respecto, puede añadirse que estos empezaron a utilizarse en la geografía española durante la Edad Media, aunque al comenzar el siglo XVI, se originó el sistema de apellidos que ha pervivido hasta nuestros días. Entonces, ¿por qué razón deberían excluirse los apellidos de Santa Teresa de este sistema?.

Procede detenerse en ello y en las siguientes páginas se abordarán distintos aspectos que conducirán hacia una solución basada en hechos históricos que se fundamentará en el concepto apellido, en el sistema de apellidos que se originó antes del nacimiento de Teresa y en la genealogía más inmediata a la mística, ya que el sistema se originó pocos años antes de que esta naciera, y por ello, son sus padres quienes deben marcar el punto de partida al asignarle apellidos.

 

ALGUNOS NOMBRES PARA IDENTIFICAR A SANTA TERESA

Por todos es conocido como Teresa utilizó durante su vida de carmelita el nombre religioso de Teresa de Jesús. Sobre esto, no hay ninguna duda. Es por esta razón, que tras su canonización, la hija de don Alonso Sánchez de Cepeda pasó a ser conocida como Santa Teresa de Jesús, o simplemente, Santa Teresa.

Sin embargo, por lo que se refiere a su nombre civil, los distintos criterios empleados por los autores que la han estudiado, ha ocasionado que hoy sea conocida desde diferentes ámbitos como Teresa de Cepeda y Ahumada, Teresa de Ahumada, Teresa de Cepeda, etc.

Aunque también conviene llamar la atención sobre el nombre que aparece en una conocida fuente de información online, ya que su gran impacto mediático puede dar lugar a nuevas confusiones. Así es, se trata de la enciclopedia de contenido libre Wikipedia, pues en ella se transmite con seguridad que “Su nombre secular fue Teresa Sánchez de Cepeda Davila y Ahumada”. Pero eso sí, sin explicar el porqué de esta aseveración.

Lo cierto, es que la figura histórica de Santa Teresa es tan atrayente, que incluso algún autor fue más allá en el pasado y decidió eliminarle los apellidos para sustituirlos por un nombre que encontró más a su gusto. A pesar de que dicho nombre carece de valor religioso, civil y genealógico, así fue como llegó a conocerse a la mística carmelita como Teresa de Ávila.

 

LOS APELLIDOS ESPAÑOLES, EL SISTEMA DEL CARDENAL CISNEROS Y LOS PADRES DE SANTA TERESA DE JESÚS

Como ya se ha indicado, el diccionario de la Real Academia de la Lengua define apellido como el nombre de familia con que se distinguen las personas. Pero conviene añadir que los apellidos pueden ser compuestos y entonces se forman por más de un apellido que puede unirse a través de preposiciones, artículos, contracciones y hasta guiones. Así, este es el caso de Pérez de Cepeda, Álvarez de Cepeda, Vázquez de Cepeda o Sánchez de Cepeda. Como puede observarse, los apellidos compuestos fueron habituales entre los miembros de la familia Cepeda a la que perteneció Santa Teresa de Jesús.

Por otro lado, en cuanto a la conjunción “y”, debe señalarse que esta nunca puede utilizarse para formar apellidos compuestos, ya que dicha conjunción no forma parte de los apellidos, y además, su función es precisamente la contraria, es decir, separarlos. En efecto, este es el caso de los apellidos Dávila y Ahumada que se han mencionado con anterioridad.

Sobre la evolución de los apellidos españoles, conviene precisar que fue hacia finales del siglo IX cuando comenzaron a utilizarse, extendiéndose desde las clases nobles al resto. Durante los primeros tiempos se empeló una derivación del nombre paterno pero llegada la segunda parte del siglo XII, empezaron a usarse los lugares de origen para designar a los linajes. Y en fin, los nombres de profesiones, características, etc., también acabaron siendo utilizados para identificar a las personas.

Sin embargo, durante la Edad Media los apellidos no se empleaban como en la actualidad pues su uso no estaba regulado, y como consecuencia de ello, un padre y sus hijos podían utilizar apellidos diferentes. Esto acabó generando confusiones y problemas administrativos, así que con el paso del tiempo se hizo necesario abordar el asunto y encontrar una solución, la cual, finalmente llegó en los albores del siglo XVI. Más concretamente, fue Francisco Jiménez de Cisneros quien instituyó la obligatoriedad de que todas las personas se identificaran con un apellido fijo, logrando con ello que el apellido del padre quedara afianzado y luego pasara a ser el de sus descendientes.

Fue de esta manera como una década antes de que naciera Santa Teresa de Jesús, el Cardenal Cisneros creó un sistema que ha permanecido en uso hasta nuestros días. Por tanto, si tenemos en cuenta que Teresa fue hija de Alonso Sánchez de Cepeda, en función de este sistema de apellidos, deberá concluirse que su nombre civil fue Teresa Sánchez de Cepeda.

Aunque también conviene destacar, que una vez instituida la obligatoriedad del primer apellido, el empleo del segundo acabó popularizándose en la Corona de Castilla, y de hecho, los primeros registros con empleo de los dos apellidos se dieron en el siglo XVI.

Esta costumbre iniciada en el siglo XVI, ya hace mucho tiempo que fue asimilada por la población hispanohablante y permite de un solo vistazo reconocer la verdadera ascendencia familiar de una persona. Pero además, si nos fijamos en los dos apellidos del padre y de la madre, podremos conocer dicha ascendencia por los cuatro costados.

En el caso de Santa Teresa de Jesús ello también es posible, ya que sus padres vivían cuando se estableció el sistema del Cardenal Cisneros, y además, se conocen los apellidos paternos y maternos de ambos. Con relación a esto, puede indicarse que si atendemos al sistema iniciado en el siglo XVI, el nombre y dos apellidos del padre de la Santa fue Alonso Sánchez de Cepeda de Cepeda, pudiendo precisarse que sus progenitores Juan Sánchez de Cepeda e Inés de Cepeda eran primos, y según indica Francisco de Santa María, a través del matrimonio de Juan Sánchez de Cepeda e Inés de Cepeda se reunieron dos líneas de la familia Cepeda. El carmelita Francisco de Santa María estaba bien informado de esta circunstancia, ya que era descendiente de los Cepeda por haberse casado su padre con Jerónima de Cepeda, la cual, era bisnieta de una hermana de Inés de Cepeda. Por otro lado, respecto a la madre de la mística, es necesario señalar que el primer apellido de doña Beatriz por parte de padre fue Dávila, y por parte de madre, De las Cuevas.

 

LOS CUATRO PRIMEROS APELLIDOS DE SANTA TERESA

Tras lo expuesto hasta aquí, es posible que algún lector ya se haya anticipado a la solución, pues los hispanohablantes estamos tan familiarizados con nuestro antiguo sistema de apellidos, que ponerlos en el orden correcto no representa ninguna dificultad.

Así, si optamos por utilizar dos apellidos —el primero del padre y el primero de la madre por línea paterna—, deberá concluirse que el nombre civil de la Santa es Teresa Sánchez de Cepeda Dávila. En efecto, sin el Ahumada, porque este fue un apellido que la madre de Teresa utilizó en segundo lugar por vía paterna. Aunque también debe señalarse, que además de lo argumentado en el apartado anterior sobre la conjunción “y”, el historiador carmelita Francisco de Santa María en su obra Reforma de los Descalzos de Nuestra Señora del Carmen, se refiere a la madre de la Santa como “Doña Beatriz Davila i Ahumada” antes de abordar por separado, estos dos apellidos diferentes.

Aunque también es posible obtener una perspectiva familiar más amplia de Santa Teresa añadiendo los apellidos procedentes de las abuelas paterna y materna, es decir, de Inés de Cepeda y de Teresa de las Cuevas. De este modo podremos conocer los cuatro primeros apellidos de la Santa. Y en fin, para ordenarlos solamente habrá que añadir De Cepeda y De las Cuevas a los dos anteriores, dando por resultado que los cuatro primeros apellidos de la hija de don Alonso Sánchez de Cepeda de Cepeda y de doña Beatriz Dávila de las Cuevas —vivían al originarse el sistema de apellidos—  fueron, Sánchez de Cepeda Dávila de Cepeda de las Cuevas.

 


CONCLUSIÓN

Varios siglos después de la muerte de Santa Teresa de Jesús continúan utilizándose distintos nombres para identificarla. Sin embargo, por lo que se refiere a su nombre civil, debe indicarse que el Cardenal Cisneros fijó un sistema antes de que ella naciera. Fue en tiempo de sus padres cuando esto sucedió, y debido a que poco después se popularizó el segundo apellido y a que se conocen los primeros apellidos paternos y maternos de ambos, pueden mostrarse hasta cuatro apellidos de la Santa en orden.

En verdad, se trata de un sistema ajustado a la cronología histórica y a la legalidad, que permite conocer los apellidos de Santa Teresa de una manera fácil y ordenada. Es cierto que este sistema de apellidos tardó tiempo en imponerse de un modo definitivo, pero no es menos cierto, que dicho sistema se ha utilizado desde sus inicios y siempre ha cumplido con su función.

Los apellidos son útiles para identificar las personas, para conocer sus orígenes, e incluso, para alfabetizar todo tipo de registros. Por eso, no tiene sentido el someterse a un caos onomástico cuando ello puede evitarse. En verdad, todo este desbarajuste podría calificarse como un disparate, si consideramos que una identificación adecuada de Santa Teresa de Jesús pasa por utilizar un sistema que aún permanece vigente en España.

En definitiva, tal y como argumenté en Las raíces leonesas de Santa Teresa de Jesús en Quintana del Castillo y en Teresa Sánchez de Cepeda: Santa Teresa de Jesús desde tierras leonesas, recurrir a formas caprichosas, desordenadas o inventadas que producen distorsión sobre sus orígenes familiares, cuando aún pervive un sistema fijado desde antes de su nacimiento, no tiene mucho sentido. Teresa Sánchez de Cepeda se merece un respeto y por eso era necesario desde estas páginas reclamar para ella, el derecho a ser conocida por su nombre y apellido/s según un sistema que se originó antes de que naciera.

 

                                                                   Miguel Ángel Domínguez Pérez

 

Artículo publicado en Revista de La Cepeda en el año 2022.

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