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La educación de Santa Teresa. Óleo sobre lienzo realizado en 1735. Se encuentra en el Museo del Prado (no en exhibición). Juan García de Miranda imagino así la educación de la Santa. |
LA POSICIÓN ACOMODADA DE LOS PADRES DE SANTA TERESA
Teresa Sánchez de Cepeda vivió en un hogar que podríamos considerar privilegiado ya que era hija de don Alonso Sánchez de Cepeda, quién bajo la dirección de su padre, Juan Sánchez de Cepeda, logró mantener una acomodada posición durante mucho tiempo. Se decía que era rico y caudaloso y por tal era tenido y habido y comúnmente reputado.
Tras su primer matrimonio don Alonso había comprado las Casas de la Moneda de la ciudad de Ávila y allí mismo, fijó su hogar. El padre de Santa Teresa era hidalgo y su aderezo militar debía resultar bastante vistoso ya que en un inventario del año 1507, se menciona una lista de armas y también se alude a su magnífico caballo, a su mula, así como a sus respectivos arreos, que eran militares, de fiestas y torneos. Por su parte, la madre de Teresa había heredado en tierras de Gotarrendura, y tanto allí como en la ciudad de Ávila debió vivir cómodamente servida por renteros, lacayos, mozos de arada, ayos, mozas y doncellas.
LA INFANCIA TRANQUILA DE TERESA EN UN HOGAR PRIVILEGIADO
La pequeña Teresa pasó su infancia en un ambiente que podría considerarse privilegiado para aquella época, disponiendo de todo lo necesario y rodeada de servidumbre. En verdad, en un hogar de este tipo no habría tenido problemas para contar con un preceptor que le enseñara a leer y escribir. Además, en casa de don Alonso siempre tuvo posibilidades de progresar en el aprendizaje porque la propia Teresa de Jesús dejó constancia, de que su padre era aficionado a leer buenos libros y los tenía en romance para que sus hijos los pudiesen leer. Entre estos libros figuraban algunos de temática religiosa y todo lleva a pensar, que tanto algunos libros de su padre como los rezos con su madre pudieron haber despertado el interés de Teresa hacia las cosas de religión. En fin, en el hogar paterno las cosas de religión formaban parte del día a día, y al respecto, debe mencionarse como la pequeña Teresa tenía un hermano que era casi de su misma edad, con el que se juntaba a leer vidas de santos y a hacer ermitas de piedrecillas en una huerta que tenían en casa.
Por lo tanto, en una Ávila de aspecto rural y que al nacer Teresa tendría entre cuatro y seis mil habitantes, su infancia debió transcurrir en esta misma ciudad sin grandes preocupaciones hasta que un hecho desgraciado vino a sobresaltarla y pronto le hizo darse cuenta de lo que había perdido cuando aún era una preadolescente, pues como ella misma da a conocer en el libro que escribió sobre su vida, se quedó sin madre a la edad de doce años, poco menos.
LA DECISIÓN PATERNA LA CONDUJO A SANTA MARÍA DE GRACIA
Pasando de esa edad y superado aquel difícil percance, Teresa comenzó a ser consciente de sus gracias naturales y siguiendo el ejemplo de su madre, también se aficionó a los libros de caballerías. A su padre no le gustaba nada aquella afición pero Teresa los leía a escondidas de don Alonso y con tanto interés que ella misma reconoce, que si no tenía libro nuevo, no tenía contento. Es la propia Teresa la que nos revela estos detalles y la que nos da a conocer en el capítulo segundo del Libro de la vida, que comenzó con las costumbres de coquetería propias de la edad cuidando mucho las manos, sus cabellos, los olores y demás vanidades. Y fue por aquel entonces cuando también empezó a compartir entretenimiento con varios primos hermanos —acaso hijos de Elvira de Cepeda—, aunque también con una parienta que trataba mucho en casa, a la que su madre ya había intentado desviar. Pero no era fácil negarle la entrada a una persona de la familia y ciertamente, no lo consiguió. Teresa entabló relación con ella a pesar de que a su padre y su hermana mayor —María de Cepeda— tampoco les gustaba esa amistad. Sin embargo, no duró mucho tiempo aquella relación pues pasados unos tres meses don Alonso llevó a Teresa a Nuestra Señora de Gracia, un convento situado en los extramuros de Ávila donde se educaban doncellas nobles. Sin madre desde un par de años atrás y con su hermana mayor recién casada, finalmente, esta fue la decisión que tomó don Alonso para la niña de sus ojos.
UNA EDUCACIÓN AL ESTILO CEPEDA
A partir de entonces la vida de Teresa empezó a tomar otro rumbo, aunque este siempre se asentó sobre los cimientos de aquella primera formación y educación fraguadas en el hogar de los Cepeda. En verdad, si consideramos que don Alonso era hijo de padre Cepeda y madre Cepeda, es fácil concluir que su hija preferida iba a recibir una educación y a forjar un carácter, al estilo Cepeda. Y de una manera plena, tras fallecer su madre. Es cierto que la religiosa Teresa de Jesús no nos dice en sus escritos el motivo íntimo de la preferencia de su padre por ella, del mismo modo que tampoco podemos a día de hoy verificar la tradición oral que dice que Santa Teresa fue engendrada en el castillo de Quintana, sin embargo, si en los próximos años dicha tradición llegara a confirmarse o darse por probable ¿no deberíamos empezar a preguntarnos si no sería este el motivo o uno de los motivos que estimulaban la preferencia de su padre? Debe tenerse en cuenta que tanto el padre como la madre de don Alonso pertenecían a la familia Cepeda y por tanto descendían de Quintana del Castillo. Pero además, todo eso de las raíces leonesas debía importarle bastante a don Alonso, ya que utilizó el apellido Vázquez de Cepeda para su primogénito.
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